Acerca de participar en una constelacion


A medida que pasa el tiempo, voy comprendiendo que “ser participante” en una constelación familiar, nos posibilita una serie de proceso internos que comienzan con ampliar nuestra conciencia acerca de varios temas:
• Del vivir y el morir
• De nuestros antepasados y su relación con nosotros
• De que hay algo más grande de lo cual participamos, y

que eso más grande nos sostiene y anima.
Al representar a otro, ese otro “personaje” nos lleva a modificar nuestro propio ritmo, nos empuja a desestructurarnos y a entrar en contacto con nuestro cuerpo, sensaciones y sentimientos de un nuevo modo.
Ambos procesos, ampliar nuestra conciencia y desestructurarnos, nos saca por un momento de modos rígidos, mecánicos y estructurados de estar en el mundo. Entonces, luego ese movimiento nos regala por así decirlo, un plus de energía y fuerza que nos lleva a darnos cuenta de algunas cosas que necesitamos cambiar, siempre que nos permitamos tomar lo que sucede e integrarlo. Es algo parecido a lo que le sucede aun globo una vez que lo inflamos, no vuelve nunca al estado anterior.
Ponernos en la piel de otro nos libera de las prisiones autoimpuestas por la mente, nos libera de la presión de los mandatos, creencias y vivencias que nos mantienen un poco congelados, rígidos, tensos y encorazados.
Los talleres de constelación familiar, son un espacio continente donde es posible hacer estallar los estereotipos que uno solo ha armado sobre si mismo y los demás. Es como cambiar de dimensión sin perder la identidad, y sin embargo, no sentirse uno mismo. Es dejar de ser uno mismo sin angustiarnos ni despersonalizarnos. En ese proceso podemos ver otro sistema de relaciones y otros circuitos de comunicación. Y entonces, comprendo que más allá de lo real del otro, siempre hay una idealización o invención del otro y que no siempre coincide con lo real, y ahí residen gran parte de nuestras dificultades con el otro. Como dice muy sabiamente Bert Hellinger: tenemos tantas imágenes de nuestros padres y por lo general, nos quedamos con dos o tres y esas con las que nos quedamos son casi siempre negativas. Y nos recuerda que es posible cambiar esas imágenes, y hacia ese proceso acompaño a las personas en los talleres, les muestro que han creado unas imágenes tan pobres de si y de los otros. Pongo un movimiento en esa dirección… y luego encontraran recursos para inventar un nuevo modo de estar en el mundo consigo mismo y los otros.
Un gran aprendizaje es “soltar”. Nosotros mismos nos mantenemos amarrados. Hay varias líneas de acción para aprender a soltar, y creo que cada uno debe encontrar su modo único y particular de soltar. Solo cuando aprendemos a soltar se abren espacios internos creativos y llenos de fuerza y energía que nos ayudan a la transformación.
En una constelación familiar entran en escena situaciones de vida, emociones y sentimientos que nos son comunes a todos, los cuales resuenan produciendo una actualización, a la cual, si le prestamos atención, quizás luego nos permita hacer algunos cambios necesarios. Debemos dejarnos alcanzar por esas escenas, no por la historia en si, eso es de quien lo constela, si por lo que esa historia despierta en cada uno, en el cuerpo y las emociones. Y entonces, el desenlace de la constelación sobre cada historia, casi siempre es mas armónico, y eso también nos toca.
Cuando nos abrimos al campo de información que se da en una constelación, siempre recibimos un regalo o un movimiento interno que no sabemos a donde nos va a llevar, solo sabemos que nos aliviana, eso siente casi al instante. Y esa experiencia, ese movimiento, se proyecta luego en nuestras experiencias de vida cotidiana.
Como dice La Nana: “La vida es para ser vivida”, las personas llegan cansadas, trabadas, tristes o enfermas, y descubren que son ellas mismas las que pueden hacer cambio y moverse al mismo. Y cuando lo hacen sabiendo que desean y que necesitan, encuentran fuerzas… es una experiencia integradora que puede llevar a la persona hacia la fuente de su impulso vital interno, única posibilidad de continuar evolucionando.
También las constelaciones nos permiten incorporar lo sagrado a lo cotidiano y así, integrar o unir nuestra dualidad, nuestros opuestos…
(JORGE bERRAONDO)